Lolita
Mi iaia Lolita compró esta olla gigantesca
hace más de cincuenta años en la ferretería El Pozal, junto al Mercado
Central. Desde que murió, mi madre cogió el testigo y cada año por estas
fechas (y con cierta añoranza y boato) la saca de un altillo
para hacer cocido para tropecientos, como hacía Lolita. Siempre que la
veo me acuerdo de mi iaia pero también de Mortadelo y Filemón, porque
cuando era pequeño estaba convencido de que esa olla descomunal sólo
podía había salido de una viñeta de Ibáñez.