Súper San Cucufato



La leyenda dice que, primero, le abrieron el vientre y le sacaron las tripas, pero él, hacendoso, se las metió de nuevo dentro del abdomen y se los cosió con un cordón.

Luego el emperador Galerio lo condenó a la hoguera, pero el soplo de Dios apagó las llamas. Después lo encerraron en una mazmorra, pero los carceleros se convirtieron al cristianismo.

Finalmente, Dios permitió a San Cucufato -cuyo deseo era acceder al cielo por la vía del martirio- que lo degollasen.

Aquello fue su criptonita.
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