El abracadabrante mundo de la cuasi adolescente Sasha Grey



Ahora tiene veinte años. A los dieciocho Sasha Grey comenzó a prestar su cuerpo para hacer películas porno. A los cuatro meses de introducirse en la industria, llevaba más de veinte películas rodadas. Y 130.000 dólares ganados.

En la primera de sus aparicones, Sasha tomó parte en una de las sagas de John Stagliano, Los Fashionistas 2. Películas caracterizadas por una cuidada puesta en escena e iluminación -ojo, esto no es coña- y un forma muy ruda de plantear el sexo: bondage sin concesiones, aparatos mecánicos, abusos, incluso "violaciones" simuladas, hombres horadados..supongo que os hacéis una idea. Esto no es "Nit d'Erotisme".


Sasha enseñándonos su Máster en Dirección de Empresas Culturales y Patrimonio.


En su primera aparición Sasha compartía orgía de sexo y sangre con Rocco Sigfreddi, y en pleno éxtasis la casi adolescente sex star le pidió al potro italiano que la golpeara con fuerza en el estómago. El bueno de Rocco sintió estupor y se negó, pero en compensación le dio un par de cachetadas sin dejar de penetrarla con violencia. Pero esa frase improvisada de "Punch me", quedó en el montaje final para lanzarle al estrellato -y a las garras- del porno más extremo, brutal y desangelado.


Sasha contándonos a qué sabe el semen.

No obstante, Sasha siempre se emplea con fuerza y sin problemas. Nunca ha flaqueado. Impasible el ademán. Ni el día antes de su 19 cumpleaños, cuando decidió grabar una escena con quince desesperados para que hicieran con ella lo que malamente quisieran.

Pero rompiendo con el tópico de la actriz porno venida de un pueblo de Arkansas, Sasha es una modernuqui de pro: tiene página en myspace, un grupo de música experimental y se codea con lo más de lo mas indiemolón yanky -hasta sale en el último video de Smashing Pumkies, colosal mierda por cierto-; además, es fan de Jean Luc Godard, quiere producir cine independiente (del normal) y tiene novio formal desde hace cuatro años.
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