El tiempo de los muchachos



Me pregunto si alguna vez he estado “bien” de pasta desde que me dedico a esto del garabateo audiovisual; para algunos quizá sí, pero para los guionistas no suele ser así. El audiovisual está lastrado desde hace años a una molesta rémora que podemos llamar “financiación en los previos”. Como en las relaciones sexuales satisfactorias, hace falta algo de cariño antes del acto, y eso en el guionista no se consigue con amor o caricias, sino con billetes. Suena duro, pero como usted necesita unos euros para pagar los sugus de sus hijos, nosotros, los guionistas también necesitamos dinero para sobrevivir, o incluso a veces para vivir.

No todos, pero una mayoría de los productores de este país –quiero creer que no es así en el resto del planeta- espera a tener la financiación para abonar el trabajo del guionista, surgiendo la mal entendida picaresca española; aquella que algunos ven con ojos de “el chaval este me escribe guiones gratis y así le doy una oportunidad de puta madre y si sale… ya le pagaré” cuando realmente se está cometiendo, además de un abuso, un delito. Porque los guionistas somos, en la mayoría de los casos, gente fácilmente emocionable y algo soñadores, presa fácil para los que aparcan los escrúpulos porque es “lo que toca”. Se fuerza así al guionista neófito –y al no tanto- a la precariedad y en consecuencia a la no profesionalización, ya que sale uno de cada muchos proyectos que escribes, y eso con suerte. Y a la hora de cobrar, si es que llega el momento, pueden llegar los temibles pagarés a seis meses...

Al igual que existen ayudas públicas a la innovación para industria, deberían funcionar otras, desconozco si las tendría que convocar el Ministerio de Cultura o el de Industria, para los creadores de formatos en las productoras. Pero contratados en plantilla, no de encargos esporádicos. Con un trabajo diario de creación que nutra a las productoras de proyectos más acabados y mejores, más competitivos a nivel nacional, europeo y hasta ¿por qué no?, mundial. Pero quizá si hacemos eso, los productores nunca serían productores, sino meros intermediarios entre los autores y las administraciones públicas, ya que ellos no producirán, porque que para producir, ¿no había que invertir?.

Pero, según dicen, no es tiempo a día de hoy para pedir dinero a nadie. Y menos si eres guionista y escribes casi por impulso, no por obligación. Porque ser guionista es algo vocacional, como ser cura, torero o cirujano cardiovascular. Un impulso natural que quizá nos debería valer para saltarnos la barrera y convertirnos nosotros, los autores, en productores de nuestras propias ideas. Porque estamos en el tiempo correcto y, obamizando el tema, el mundo ha cambiado y nosotros tenemos que cambiar con él. Una cámara es barata, Internet tiene todo el mundo y esto se mueve cada vez más rápido. Hay sitios nuevos para todos, incluso para nosotros. La fiesta acaba de empezar. Venga muchachos hagámoslo. Nosotros tenemos la materia prima.
Related Posts with Thumbnails